Averheim en peligro – Batalla Warhammer Fantasy 12000 puntos.

Era una catástrofe, varias tribus de Orcos y Goblins, extrañamente coordinadas, se dirigían desde todas direcciones hacia la ciudad de Averheim. Centenares de aldeas, pasos y templos estaban siendo arrasados por los pielesverdes, y las mermadas fuerzas de la ciudad no podían hacer nada por contenerlos.

Desde el norte, surgían del Gran Bosque innumerables Goblins silvanos montados en arañas de todos los tamaños, disparando sus arcos a cualquiera que se interpusiera en su camino. Por el este, cruzando el Paso del Fuego Negro aparecían centenares de Goblins nocturnos. Y desde el sur, cruzando el río Sol, una completa horda de diferentes Orcos y Goblins. 

Las pocas defensas de la ciudad estaban perdidas, defender tres frentes simultáneamente era imposible. Únicamente podían ganar tiempo y rezarle a Sigmar con la única esperanza de que los emisarios llegaran a las ciudades cercanas implorando ayuda y estas respondieran…

Albretch Kreugar hace mucho que trata de demostrar su valía entre las marciales filas del ejército imperial. Tras años de poco éxito en sus campañas militares ya nadie toma en serio sus hazañas cuando las cuenta alrededor de una cerveza Bugman en las tabernas de Altdorf… Sin embargo una noche cambió su suerte, pues escuchó en la mesa de la lado que una gigantesca marea verde estaba arrasando todo a su paso y se dirigía con el mismo fin a la ciudad de Averland. Los dos ebrios Enanos hablaban de que varios de sus clanes habían cerrado filas para tratar de parar la horda pielverde, y de lo tarados que eran dirigiéndose a una muerte segura… 

Kreugar lo tenía claro, era la oportunidad de demostrar su valía tanto a imperiales como a enanos. Era hora de demostrar a los pieles verdes los tres pilares que sostienen las tierras de Sigmar: Acero, Fe y Pólvora. Acabando su pinta de un solo trago, dio un salto sobre la mesa de la taberna y lanzó un grito ensordecedor: ¡KAAAAAAAAAAARL FRAAAAAAAAANZZZ! Tras lo que desapareció a través de la puerta de la taberna en dirección a un futuro incierto…

Bardek Cejohierro se hallaba en su cámara subterránea estudiando viejos manuscritos sobre el dominio de las Leyes de las Runas, cuando su tranquilidad se vio interrumpida por el súbito aporreo del portón de acceso.

«¿Quién va?» – gritó en una voz ronca y hosca el heredero de Karak-Azul.

«Señor, rápido, os convocan a la Sala de Audiencias. ¡Es urgente!» – explica la voz al otro lado.

Reconociendo que se trataba de Valgrim, su asesor, Bardek no dudó en acudir de inmediato a la Sala.

Al entrar a la misma, una sensación negativa se apoderó de él. Se hallaba reunido el consejo del Karak en su totalidad, y mostraban caras de una grave preocupación, fuera de lo normal. Sin demora, se situó en su asiento, junto a su gran amigo Mardok Piesférreos, un curtido, aunque joven, enano.

«Consejeros» – comenzó diciendo Thorek Cejohierro, Señor del Karak-Azul y padre de Bardek – «os he hecho llamar con urgencia porque los montaraces apostados en las Montañas del Fin del Mundo han enviado informes de una inminente invasión Orca. Cientos de tropas de varias tribus se han reunido bajo el mando de varios Kaudillos locales, y tememos lo peor. Debemos designar un contingente a la mayor brevedad, y coordinar la defensa de las tierras imperiales con el Emperador.»

Aún no había terminado Bardek de digerir lo que acababa de manifestar su progenitor, cuando éste giró la cabeza hacia él y, señalándole con el dedo índice rugió:

«Bardek, esta inminente invasión necesita una rápida respuesta. Necesitamos que tú y Mardok reunáis un contingente de tropas de Karak-Azul para hacer frente y contener a los pielesverdes, mientras preparamos desde aquí la defensa definitiva.»

No hubo tiempo para otros pensamientos: cada segundo contaba, cada minuto era una vida perdida, cada hora un paso adelante hacia la destrucción del Imperio.

Rápidamente ambos enanos reunieron una partida de voluntarios de Karak-Azul, conscientes del peligro que suponía que los pielesverdes continuaran destruyendo el Imperio.

Desde la Gran fortaleza de Karaz-a-Karak divisaron un veloz jinete humano que resultó ser un emisario en busca de ayuda. Acompañaron al humano a la Sala Real y este relató que la horda pielverde era más grande de lo que en un principio se creía y avanzaban sin temor día y noche, destruyendo todo la su paso y dirigiéndose al corazón del Imperio. El humano rogó que los enanos los ayudasen o estarían perdidos.

Los enanos no son un raza que tome decisiones a la ligera y mucho menos si de ello peligra la vida de un enano, pero justo en ese instante, hizo aparición un cuervo portando un mensaje.

El sello provenía de la fortaleza de Karak-Azul y refutaba lo que instantes antes había dicho el emisario humano. LA GRAN HORDA lo llamaron. La carta aconsejaba llamar de nuevo las viejas alianzas y ayudar a los hombres como antaño hicieron, y estaba firmada, nada más y nada menos, que por Thorek Cejohierro.

El Gran Rey tomo aliento y esperó unos segundos antes de responder, como sopesando la idea.

Señor… – dijo el emisario titubeando- El imperio os necesita. – dijo al fin.

¡Y Karaz-a-Karak, responderá! – dijo el Alto Rey Thorgrim con su característica voz profunda y poderosa.

Enanos y emisario dieron un grito de alegría, y este se dispuso rápidamente para comunicar de vuelta las noticias. Mientras tanto, los enanos se reunieron en Karaz-a-Karak, la imponente capital de las montañas. Allí, los clanes se prepararon para la guerra, forjando armaduras de runas y afilando sus hachas y martillos. Thorgrim confió el mando de las tropas a un conocido Señor de las Runas, Thornos Sonroth y a un joven aunque experimentado Maestro artillero, Raknar Powdersson.

Los ejércitos del Pico Eterno se disponían para la guerra.

En las tierras salvajes de Averland, el temible chamán Orco Grimgash unió a su Waaagh a la tribu de Goblins nocturnos liderada por Goba el zuertudo, y juntos, formaron un duo letal con el único único objetivo de conquistar las tierras del Imperio y extender el Waaagh.

Grimgash, con su piel verde cubierta de tatuajes chamánicos y sus ojos encendidos por el poder de los espíritus orcos, lideraba la marcha. Su magia oscura y su feroz determinación inspiraban miedo en los corazones de los habitantes de Averland. Goba, el Goblin nocturno, era experto en la infiltración y el sabotaje, y siempre se adelantaba para sembrar el caos entre las filas enemigas. Los dos formaban una alianza perfecta, aprovechando sus habilidades individuales para sembrar la destrucción en su camino. Su presencia en Averland generaba un sentimiento de pánico y desesperación entre los defensores del Imperio.

Mientras avanzaban hacia la conquista, el duo de guerreros dejaba tras de sí un rastro de caos y devastación. Las aldeas eran arrasadas, los cultivos pisoteados y el miedo se apoderaba de los corazones de los habitantes. Grimgash y Goba eran la encarnación misma de Gorko y la sed de sangre, decididos a expandir el Waaagh a cualquier costo. El destino de Averland pendía en el aire, mientras estos guerreros salvajes avanzaban hacia su conquista despiadada.

Los rumores de un enorme Waaagh asolando el Imperio encendieron el fuego en los oscuros corazones de los hermanos Kebgor y Kelorg Pinchaojoz, casados de combatir en las Montañas Negras con hombrez rata y taponez, decidieron que era hora de probar la carne humana.

Kebgor tenía la aspiración de conseguir un puesto de renombre entre los pielesverdes y ser recordado, así que, apoyar a los kaudillos que asolaban el Imperio era un buen comienzo, y cuando se encuentren desprevenidos, unos desafortunados accidentes auparán a Kebgor como líder del Waaagh, no había complicación.

Al contrario que Kebgor, su hermano Kelborg, no tenía tales aspiraciones existenciales, y únicamente se bastaba con saquear cervecerías, daba igual que fueran enanas o imperiales y proteger a su hermano cuando este, imbuido por las setas alucinógenas a las que estaba enganchado, se quedaba fuera de conocimiento.

El Gran Bosque se quedaba pequeño para el ansia de grandeza de Jokai el zertero, había unido a todos los Goblins silvanos que moraban en su interior y estaba esperando una señal para lanzar sus hordas por las ciudades humanas. Esa señal vino en forma de visión de su fiel chamán Gliogil, este le dijo que estaba recibiendo extraños mensajes de más pielesverdes preparando el asalto al imperio, de todas las direcciones acudían Orcos y Goblins a la llamada.

Jokai lo tenía claro, esa era la señal. Ordenó impregnar todas las flechas con veneno y preparar los tatuajes protectores. Era la hora de la araña, era la hora de demostrarle al mundo la fuerza pielverde, era el momento de Jokai.

Todo este despliegue de medios tuvo lugar en la localidad de Jávea (Alicante), en la que nos reunimos los 6 integrantes de la junta del Jabalí pisador, para pasar un día completo de dados y minis. Nos dividimos en dos bandos rivales clásicos del Viejo Mundo: una alianza de Enanos (Miguel y Mariano) con Imperio (Alberto) contra Goblins silvanos (Corocotta), Goblins nocturnos (Wini) y Oros y goblins (David), con una lista de 2000 puntos cada uno, para un total de 12.000 puntos en mesa. Si alguno está interesado en las listas completas, que lo diga en los comentarios y preparare un post comentándolas.

Hicimos un despliegue oculto y quedamos emparejados Goblins nocturnos contra Enanos (Mariano), Goblins silvanos con Imperio en el centro y Orcos y Goblins contra Enanos (Miguel) y con eso ya estábamos listos para las tortas. Eso sí, lo preparamos todo para retransmitir online la batalla, así que la podréis encontrar en nuestro canal de Twich y próximamente la resumiremos a Youtube.

La batalla fue una montaña rusa de sensaciones, con la sensación de que el bando que tenía su turno en juego podía arrasar perfectamente al otro, hasta el turno 4 en que la alianza aplastó a los goblins silvanos y consiguió el centro, en el turno 5 el flanco orco y goblin y ya en el 6 acabó con los nocturnos para quedarse con una sufrida victoria por un margen de 1000 puntos de diferencia.

En resumen, una gran experiencia, muchas risas, acompañamiento de nuestras familias, las cuales disfrutaron de playa, piscina y paella (así que no consumimos Family points) y pruebas para la grabación de próximas batallas.

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