La que voy a contar es sin duda las más épica de las historias jamás narrada entre las paredes de esta taberna… Los mismísimos Gotrek y Felix participaron en ella y fue el propio Gotrek quien me la contó. Sucedió muy al norte, en la ciudad enana de KARAG-DUM.
El Tabernero
Nota del creador (Extraído del Extra-Reforged):
Bienvenidos a un nuevo escenario para Warhammer Reforged, que involucra a los valerosos enanos frente a las malignas huestes del Caos. Se trata de un escenario histórico, pero bastante cercano en el tiempo, pues tuvo lugar al inicio del siglo XXVI del calendario Imperial.
La batalla aparece narrada en la novela “Matademonios”, del genial Bill King, y llevaba un tiempo queriendo adaptar la batalla final en forma de escenario. Para ambientarlo, he transcrito algunas partes de la novela. ¡Disfrutadlo!
(Escenario creado por Yibrael, con el trasfondo de Bill King.)
Trasfondo del escenario:
La ciudad norteña de los enanos de Karag Dum se creyó perdida durante dos siglos, cuando los Desiertos del Caos se la tragaron en la época de Magnus el Piadoso. Borek Barbapartida escapó de allí en busca de ayuda, y tras doscientos años por fin ha logrado llegar hasta Karag Dum gracias a la “Espíritu de Grungni”, la nave voladora de Malakai Makaisson. Un reducido grupo de aventureros (el poeta y aventurero humano Félix Jaeger; el joven ingeniero enano Varek, sobrino de Borek; y los matadores Gotrek Gurnisson y Snorri Muerdenarices) han descendido a las profundidades de Karag Dum para descubrir, con sorpresa, que aún viven enanos allí. El Rey de Karag Dum, Thangrim Barbaflamigea, aún se encuentra con vida, y porta el legendario Martillo del destino. Se encuentran planeando la evacuación de los enanos superviviente de Karag Dum cuando las hordas del Caos irrumpen en los grandes salones de los enanos. La batalla es inminente…
Desenlace histórico:
La última batalla de Karag Dum fue rápida y sangrienta. El Terror logró cumplir su propia profecía, y arrancó y devoró el corazón del Rey Thangrim Barbaflamígea. Pese a que el hacha de Gotrek logró herir al Gran Demonio, las fuerzas del Caos estaban logrando imponerse.
Félix levantó el Martillo del Destino y lo arrojó contra el Devorador de Almas, logrando dañarlo lo suficiente como para que Gotrek pudiese desterrarlo del mundo mortal con su hacha. Pese a que los enanos de Karag Dum resistieron a las fuerzas del Caos, gran parte de ellos murieron.
Los supervivientes, dirigidos por Hargrim, hijo del Rey, fueron evacuados en la nave aérea Espíritu de Grungni para nunca regresar a su hogar natal, ahora en poder de las fuerzas de la oscuridad.
¿Conseguirán los enanos repetir la historia y desterrar al Terror del plano mortal? ¿Sobrevivirá esta vez el Rey Thangrim? ¿O perecerán todos ante la furia asesina de los súbditos del Dios de los Cráneos? ¡A continuación lo descubriréis!
ESCENARIO: LA ÚLTIMA BATALLA DE KARAG DUM
FUERZAS
ENANOS (2500 puntos+ Gotrek y Félix + Snorri Muerdenarices)
El ejército enano debe estar liderado por el Rey Thangrim Barbaflamígea (Se trata de un Señor de los Enanos que debe estar equipado con el Martillo del Destino. Puedes elegir el resto de su equipo de la forma habitual), y debe incluir a Hargrim (Señor de clan. Puedes elegir el resto de su equipo de la forma habitual) y a Varek Varegsson (Maestro ingeniero equipado con Arcabuz de repetición y Bombas de mano de Malakai Makaisson, puedes elegir el resto de su equipo de la forma habitual). Puedes incluir hasta dos personajes más de tipo Héroe. Además, el ejército incluye a Gotrek y Félix y a Snorri Muerdenarices (ver el libro de ejército de los Enanos); no debes pagar su coste (es gratuito). No puedes incluir otros personajes especiales. El ejército de Karag-Dum es atípico debido al largo asedio que han soportado, por lo que tan sólo puede incluir los siguientes tipos de tropa: -Guerreros enanos (son veteranos, y tienen HA5, +1 punto por miniatura). -Barbaslargas -Ballesteros (son veteranos, y tienen HP4, +1 punto por miniatura) -Montaraces (son veteranos, y tienen Odio al Caos) -0-1 Rompehierros -0-1 Martilladores. Los Martilladores van equipados con Armaduras de Gromril, y sus martillos tienen grabada la Runa de Snorri Spanglehelm (+1 en sus tiradas para impactar). Los Martilladores cuestan +3 puntos por miniatura. -0-2 Lanzavirotes Especial: La última batalla de Karag-Dum. Las fuerzas de los enanos saben que es su última oportunidad: o derrotan a los demonios, o mueren en el intento. Por ello, ninguno retrocederá. Todo el ejército enano tiene la regla especial Tozudez en este escenario.
¡VEN TERRORCITO, VEN!
Desde el momento que vi el escenario publicado en el extra-reforged de los enanos, supe que debía jugar ese escenario sí o sí. Por eso, cuando se lo propuse a Miguel para jugarla dentro del marco de la Liga Reforged Valencia en la que nos encontramos y aceptó, fue genial. Los dos formamos parte del club El Jabalí Pisador, y a los dos nos encanta que el juego tenga un carácter narrativo, y qué mejor que una partida basada en el final de la novela Matademonios para jugar enanos contra caos.
Para quienes no conozcáis la historia, os animo a leer el libro, ya que es divertido y emocionante, al más puro estilo de Gotrek y Félix. En esta ocasión los dos aventureros se enrolan en una expedición de ingenieros a bordo del zepelín “Espíritu de Grugni” en busca de la fortaleza perdida de Karag Dum, engullida por los desiertos del caos.
Al encontrarla, descubren con asombro que hay supervivientes enanos y que resisten un interminable asedio, donde un devorador de almas llamado El Terror, quiere acabar con el linaje del rey y ha jurado comerse el corazón del monarca vivo mientras legiones incontables de guerreros del caos toman la ciudad.
Alentador, ¿no?
El último ejército de Karag Dum presenta una serie de mejoras que otorgan a los guerreros mayor HA, HP u odio entre otros al considerarse veteranos.
La lista contenía:
– Gotrek y Félix.
– Snorri.
– Rey enano.
– Portaestandarte.
– Ingeniero.
– 20 Guerreros del Clan.
– 15 Guerreros del Clan con arma a dos manos.
– Dos unidades de 12 ballesteros.
– 2 lanzavirotes.
– 18 Martilladores.
– 15 Rompehierros.
– 10 Montaraces.
Una vez puesto en situación, aun me alegré más al saber con los héroes con los que podría contar entre mis filas. Gotrek y Félix nada más y nada menos. Dos leyendas hechas miniatura que seguro tendrían un papel imprescindible en la batalla. Además, el rey de Karag Dum presenta un arma de destrucción masiva: el Martillo del Destino. Algo así como el martillo de Thor, pero en la versión buena. ¡Herreros rúnicos al poder!
Para confeccionar mi lista, debía preservar el mayor tiempo posible a mis personajes, ya que todos podían empuñar el martillo en caso de necesidad. Por eso, y como era un objetivo con barba clarísimo para el devorador, traté de buscar un perfil muy defensivo para el rey enano. Con una runa de la eternidad en la armadura, y un talismán con la runa magistral del rencor, podría aguantar el embate con el Terror mínimamente mientras repartía amor y cariño con el arma rúnica.
A este le acompañaba un porta de batalla para poder potenciar a la unidad de martilladores, que con runas de adamantina, la de Snorri Spanglehem que viene de base en el escenario y la del resentimiento para repetir 1’s, se podrían enfrentar a casi cualquier enemigo.
Pero evidentemente, quien más terror me causaba, era El Terror, valga la redundancia. Sus atributos y reglas especiales me hacían temblar y en mi cabeza solo podía recordar la escena de Gandalf contra el Balrog una y otra vez. Para bajarlo, opté por utilizar los dos lanzavirotes que tenía permitidos y runarlos para que tiraran misiles tierra aire. Además, con los ingenieros al lado, se convierten en armas fiables y con gran poder destructor al eliminar
armadura.
Por otro lado, los mastines de khorne me provocaban también inquietud, ya que pegan, ¡aguantan y encima…corren! ¡Y los míos sin rodillas!
Aún así, mi estrategia se basaba en poner a los martilladores en el centro, con cobertura de los lanzavirotes y con los flancos con los guerreros con armas a dos manos, además de los rompes que aguantan como buenas cafeteras que son. Mientras, el resto de los proyectiles tratarían de desgastar a la marabunta que se acercara y con suerte, podría acabar con la mala bestia al final de la partida.
Creo que será una partida muy interesante y divertida. Además, al poder jugarla en el local de la Asociación Minas de Moria, nos permite arreglar una mesa espectacular con todo lo necesario para recrear este épico momento de Warhammer.
¿Sobrevivirá el matador enano al Terror? ¿O encontrará su destino en las profundidades de los desiertos del caos?
CAOS: (3000 puntos+ El Terror)
Batalla subterránea:
La batalla se libra en uno de los grandes salones subterráneos de Karag-Dum, y las fuerzas del Caos no han podido introducir sus tropas montadas por los estrechos corredores para llegar hasta aquí. El ejército del Caos no puede incluir ninguna miniatura de los tipos Caballería, Caballería monstruosa o Carro. El ejército del Caos está dividido en 2 Contingentes: un contingente principal y un segundo contingente de fuerzas en reserva. Tan sólo el contingente inicial despliega sobre el campo de batalla al inicio de ésta.
Contingentes en reserva del Caos:
El ejército del Caos cuenta con un contingente en reserva. Al inicio de su segundo turno y posteriores, el jugador del Caos, siguiendo las reglas habituales de Refuerzos, deberá tirar por cada Hueste del contingente de reserva para determinar si entran en el campo de batalla (ten en cuenta que se tira por cada hueste, y no por cada unidad como es habitual).. -Contingente principal (2000 puntos): El ejército debe incluir al Terror (ver más adelante; es gratuito, no debes pagar su coste en puntos) y al menos una unidad de Mastines de Khorne en su Hueste. La Hueste del Terror debe elegir tropas de las listas de Bestias del Caos y de Guerreros del Caos, no de la lista de Demonios. Las demás huestes que se incluyan deberán elegirse de estas listas de ejército (nunca de Demonios o de Grey Infernal). No pueden incluirse otros Comandantes ni personajes especiales. -Contingente de refuerzo (1000 puntos): Las huestes que compongan el contingente de refuerzo deben seleccionarse de las listas de Guerreros del Caos y Bestias del Caos, y no pueden incluir Comandantes ni Personajes especiales. Los refuerzos del Caos entran al campo de batalla por su propio borde largo del tablero.
NI SIQUIERA LA MUERTE PUEDE LIBRARTE DE MI…
Cuando Julio me propuso jugar este escenario, ni me lo pensé. Con mi reciente experiencia en el modo competitivo, he aprendido que, aunque es muy respetable querer ser “el ejército imbatible”, ello implica tener que sacrificar la amplia riqueza que pone WHR al servicio de los jugadores, pues a pesar de los esfuerzos titánicos del equipo de desarrollo, es complicado conseguir el equilibrio absoluto en un juego tan asimétrico como éste y con tantos matices.
Esta conclusión me llevó a querer explorar WHR desde la otra perspectiva, la del juego narrativo, en el que se intenta recrear una campaña o una batalla, como en este caso, pero desde el enfoque de la simulación histórica y no tanto con el objetivo de exprimir unidades, objetos y magia, para masacrar al rival, aunque, tampoco nos engañemos, siempre vamos a jugar dando el máximo. 😉
En esta batalla, yo llevaba a un ejército del Caos comandado por el Terror, un legendario Devorador de Almas de Khorne. Por suerte, o por desgracia, solo tengo tropas de Guerreros de Khorne, así que mis listas tenían que ser mono-temáticas, dedicadas al Dios de los Cráneos.
La gran (y enfatizo lo de “gran”) limitación es que el escenario no me permitía llevar unidades de caballería, ni caballería monstruosa, ni carros, lo que me impedía llevar unas cuantas de mis unidades: Jinetes Bárbaros, Carro con Bestia Demoniaca, Altar del Caos, y los Caballeros.
Por suerte, el escenario me proporcionaba un pequeño respiro: sí podía incluir infantería monstruosa y Monstruos, por lo que pude meter al Bruto Despedazador y a los Engendros, y menos mal, porque me las veía negras para llegar a montar los 3000 puntos que tenía que montar.
El Contingente Principal:
Los que conocemos al Dios de la Sangre y los Cráneos sabemos que su estilo de juego es muy unidireccional: su poderío radica en el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, donde me atrevería a decir que es uno de los mejores ejércitos, si no el mejor; pero pincha en el resto de aspectos del juego, al carecer de disparo y magia (tanto ofensiva como defensiva). Estas características lo hacen poco jugable a nivel competitivo estándar (batalla campal) pero a nivel narrativo es harina de otro costal. En resumen: patadón y pa’lante es la estrategia a seguir. Al no disponer de unidades “móviles” (caballería), solo tenía dos opciones: hacer varias unidades pequeñas que obligasen a mi rival a dispersar los ataques de disparo con el fin de que llegasen a combatir algunas o justo lo contrario: apostar por bloques grandes que incluirían personajes en primera línea, que al llegar a combatir me otorgarían la ventaja en el resultado de los combates (aunque ya sabía que con la Tozudez del escenario, ningún enano huiría y tendría que aguantar trabado algunos turnos). Esta segunda opción fue la que elegí definitivamente. De entre mis unidades disponibles, elegí poner la élite en el contingente principal, pues intuía (y al final así ocurrió), que el contingente de reserva se iba a entretener con los cadáveres del camino y no entraría a tiempo ni para llegar a buscar sangre nueva… El contingente principal lo formé con la unidad obligatoria de Mastines de Khorne del Terror (unas bestias pardas muy cañeras, tuve que usar miniaturas de mastines del caos en sustitución), una unidad (trolebús) de 28 guerreros de Khorne, que servirían para mantener arropaditos a dos Paladines de Khorne, y los Elegidos de Khorne a.k.a. los “Carniceros”, gracias a la friolera de 26 ataques que lanzan por el frontal. Con los puntos restantes, metí 2 Engendros consagrados a Khorne. A Hallmund Oleifsson lo equipé con el “Chillido Infernal”, un ataque de disparo que me suele dar buenos resultados cuando tengo un poco de mano con los dados, ya que sus heridas ignoran TSA. También lo equipé con una mejora ofensiva (Hacha de Khorne, +1F y Golpe Letal) y una defensiva (el ojo divino, TSE 4+). Por su parte, Aslak Haaland, el Porta de Batalla, fue equipado con varias mejoras defensivas para él y su unidad: estandarte de defensa, cáliz de rubíes y manto del caos. La unidad de Guerreros portaba el Estandarte de la Rapidez, que da +1M, lo que me supondría una ligera mejora para llegar a la melée. Los Elegidos se equiparon con el Pabellón del Odio, que no me resultó demasiado mal (otorga Odio, pero si sacas otra vez “1” resuelves los ataques contra ti mismo…)
El (presunto) Contingente de Refuerzo
Con los 1000 puntos restantes incluí un par de unidades de bárbaros del caos, comandadas por sendos Paladines de Khorne, los mastines del caos y el Bruto Despedazador. Como veréis, con los resultados de mis tiradas, conseguí que esos 1.000 puntos de refuerzo quedaran casi sin utilización, dado que salieron muy tarde en la batalla.
Campo de batalla:
El mapa representa uno de los grandes salones subterráneos de Karag-Dum (uno de los pocos aún controlados por los enanos). Coloca como escenografía ocho grandes columnas (se consideran Grandes obstáculos, consulta el reglamento de Warhammer Reforged) y una enorme tarima de piedra (se considera una colina) tal y como se explica en el mapa del escenario. No coloques más elementos de escenografía.
Despliegue:
El jugador del Caos despliega primero todo el contingente principal en la zona de despliegue 1 (ver mapa). A continuación, el jugador de los Enanos despliega todo su ejército en la zona marcada como 2.
¿Quién empieza?:
Los Enanos siempre comienzan jugando el primer turno.
Duración de la batalla:
Este escenario tiene una duración de 6 turnos
-Thangrim Barbaflamígea -dijo Gotrek-, solicito una merced. -Dime de qué se trata, Gotrek Gurnisson. -Deseo buscar a esa criatura que vosotros llamáis el Terror, y matarla o hallar mi muerte. El Rey le sonrió a Gotrek desde lo alto del trono, y pareció considerar la solicitud. En ese momento, sonó un cuerno lejano, y pocos segundos después un enano atravesó a la carrera la entrada de la sala del trono y avanzó sin más hasta el Rey. El monarca le hizo un gesto al mensajero para que se acercara más, y luego escuchó las palabras que le susurraba. Cuando el recién llegado acabó de hablar, el rostro del Rey había adoptado un aspecto realmente ceñudo. -Parece que no será necesario que busques al monstruo, Gotrek Gurnisson. Viene de camino hacia aquí mientras hablamos, y trae un ejército consigo. “Maravilloso -pensó Félix -. Y yo ni siquiera he tenido tiempo de tomar mi última comida.” Apenas terminó Félix de decir estas palabras cuando vislumbró un brillo rojizo sobrenatural envolviendo a una gigantesca figura demoníaca al otro lado del Gran Salón en el que se encontraban. No había duda de que era el momento de pasar a la acción… El Rey Thangrim ordenó a sus tropas agruparse en formación defensiva alrededor de la plataforma del Trono de Piedra. Rápidamente, los enanos dispusieron dos lanzavirotes a ambos lados del trono, equipados con poderosas runas ofensivas, pues sabían que los lanzavirotes normales apenas podrían atravesar la gruesa piel de un Devorador de Almas. Thangrim empuñó con firmeza el Martillo del Destino, y se situó al frente de la unidad de Martilladores, mientras arengaba a sus tropas: - “¡Nacimos de la roca y a ella volveremos en nuestro lecho de muerte! ¡Hagamos que esos adoradores de la sangre lamenten haber venido a Karag-Dum! ¡Permaneced! ¡Por Grugni! ¡Por Valaya!” Félix veía el terror en las caras de los enanos a su alrededor, pero las palabras de Thorgrim insuflaron en sus corazones una determinación sin igual. Sabía que ninguno de ellos cedería un solo pie de su puesto… En ese momento, un estruendoso rugido resonó como un trueno por todas las galerías de Karag-Dum. Era el Terror, que bramaba muerte y destrucción, en un lenguaje antiguo y arcano, incomprensible para los mortales… El Rey Thangrim respondió a la amenaza, con la valentía de un enano que se sabe a punto de morir: - “¿Queréis nuestros cráneos? ¡Venid por ellos!” Pero el Gran Demonio respondió: - “¿Crees que podrás detenerme Thangrim? Te arrancaré el corazón y lo devoraré delante de tus hermanos. Y Karag-Dum será mía, ¡para toda la eternidad!” Y con una gran risotada final, una innumerable cantidad de guerreros que portaban armaduras rojas como la sangre caliente salieron corriendo de detrás del Devorador, lanzándose al encuentro con los enanos…
En los primeros compases de la batalla, los furiosos Mastines de Khorne se abalanzaron contra los Montaraces que protegían el flanco derecho del Gran Salón. Sabían que no tenían opciones de sobrevivir al combate, pero el Rey les había pedido que aguantasen hasta el último aliento, y eso harían.
Los primeros virotes no consiguieron infligir daños al Gran Demonio, posiblemente debido a los nervios de los primeros compases de la batalla.
Lejos de inquietarse, Thangrim se mostraba confiado, pues sabía que el Martillo del Destino respondería a su llamada. Ya desterró una vez al Terror, y, sin duda, lo volvería a hacer…
La batalla transcurría de una forma rápida y sangrienta. Antes de que el Rey Thangrim pudiera darse cuenta, el Terror se abalanzó sobre él y los martilleadores, desafiándole a un combate singular. Thangrim aceptó el desafío, pues seguía confiando en el poder ancestral del Martillo del Destino, y se desataron los infiernos…
Los rápidos ataques del Devorador apenas concedían tiempo al Rey Enano, que se mostraba cada vez más exhausto y cansado. Pero la experiencia en miles de combates contra enemigos legendarios le brindaron una oportunidad que casi resultó fatal para el Terror.
Mientras éste se preparaba para asestar un golpe letal, Thangrim consiguió zafarse y golpear con todas sus fuerzas en el costado del Devorador.
Las runas del Martillo del Destino brillaron a su intensidad máxima en un destello azulado que iluminó todo el Gran Salón, propiciando un tremendo daño al Demonio, que aulló de inmenso dolor.
Por desgracia para Thangrim, el Terror le atrapó con una de sus gigantescas manos y consiguió cumplir con la profecía. Arrancó la armadura de gromril del rey, y ante la aterrada mirada de la guardia personal, devoró el órgano vital del rey, que tantas veces había latido en defensa de su pueblo y que ahora callaba para siempre.
Un silencio sepulcral recorrió toda la estancia y solo se vio interrumpido por las estruendosas carcajadas del Terror. El cual se creía invencible una vez segada la vida del monarca.
Félix y Gotrek se hallaban cerca de la escena. El primero de ellos se quedó inmóvil, paralizado, ante la asombrosa visión que suponía un Devorador de Almas.
Había leído muchas historias sobre ellos, pero nada era comparable a estar frente a uno en persona. Gotrek, sin dudarlo, al ver el cuerpo sin vida de Thangrim en las zarpas del Terror, se abalanzó sobre él:
“Ahora eres mía bestia inmunda. ¡Pagarás con tu sangre los agravios cometidos contra todos mis hermanos!”
El Terror se encontraba gravemente herido, pero tenía fuerzas suficientes para chasquear su látigo e impedir que Gotrek le alcanzara… pero éste era inesperadamente rápido para tratarse de un enano, y consiguió asestarle el golpe final.
El hacha recuperada de las entrañas de la fortaleza describió un arco mortal que atravesó la carne maldita. En ese momento, el olor a ozono que se había desprendido por todo el salón a causa de la magia de las runas, fue intercambiado por el de la sangre e icor que manaba la bestia.
Pero en ese momento, no fue un grito de júbilo el que salió de las gargantas enanas, si no un lamento amargo por haberse cumplido la profecía. Tantos años resistiendo, luchando por cada palmo de terreno. Tanto sacrificio se había visto truncado en cuestión de segundos por la propagación del Caos en la fortaleza de Karag Dum.
La muerte del Rey Thangrim provocó el pánico en la unidad de ballesteros que protegía el flanco izquierdo del trono
que huyeron despavoridos, incumpliendo los mandatos de su difunto señor. Muchos pasarían posteriormente a engrosar las filas del Culto de Matadores ante tal deshonra.
El resto enanos, a pesar de haber presenciado la muerte del Rey, se hallaban envalentonados por la hazaña de Gotrek, pero el número de seguidores de Khorne era todavía muy superior.
Las tropas enanas se hallaban acorraladas, y los guerreros del caos estrechaban cada vez más las distancias.
En el flanco izquierdo, los guerreros a las órdenes de Aslak Haaland Paladín de Khorne se abrían paso con furia y acero.
En el flanco derecho, los elegidos de Khorne, protagonizaban una verdadera carnicería con cada golpe que asestaban.
La situación no podía ser más desesperada para los enanos cuando justo en ese instante empezaron a sonar tambores y cuernos de guerra.
En la lejanía Félix consiguió distinguir las figuras de dos paladines de Khorne que lideraban sendos grupos de
Bárbaros del caos, y que eran acompañados por algunos perros de gran tamaño.
Pero había algo peor que ellos… una bestia… una enorme y gigantesca bestia henchida de músculos, cuernos
y aspecto deforme.
Se trataba de un Bruto Despedazador, una criatura monstruosa, descomunal y agresiva, que avanzaba por el Gran Salón destruyéndolo todo a su paso.
“¡Eso es! ¡Traedme más carne de bicho caótico para despedazar! ¡Juro por Grimnir que abriré como una vaca
a ese excremento del infierno! Félix tuvo la certeza, de que ahora sí que sería su final. No podría contar las
gestas del matador tal y como había jurado en aquella taberna al ver la nueva hueste que se les venía encima.
Los enanos supervivientes continuaron manteniendo sus posiciones, pero ya era sólo cuestión de tiempo que llegase su final…
Félix y Gotrek se enfrentaron con valentía a los Elegidos de Khorne, causando numerosas y valiosas bajas, pero al final todo se volvió negro.
Días después, el sonido de hélices despertó a los dos malheridos héroes junto con el resto de supervivientes de la
masacre. El Espíritu de Grugni volvía a casa.
Y éste fue el fin de la fortaleza enana de Karag-Dum.
Las Hordas del Caos conquistaron la fortaleza y, desde aquel fatídico día, nunca más se volvió a saber de ella, cayendo en el olvido, con el paso implacable de los años, y quedando en el recuerdo la leyenda de los guerreros que defendieron su hogar con su propia vida.
¡AL LIBRO DE LOS AGRAVIOS!
Julio: ¡Una derrota más para la raza enana! ¡Pero qué derrota! Ha sido una partida muy divertida con momentos de lo más inesperados. Los lanzavirotes empezaron dando pena, ya que impactando a 2+ tocaron todos los pilares del gran salón antes que al Terror. Pero la fortuna es caprichosa, y luego dieron buena cuenta de los guerreros del caos aprovechando el gran regimiento que se les puso a tiro. En cuanto a la estrategia, hubo un par de errores garrafales en el momento dejé tan expuestos a mis ballesteros frente a los mastines. Subestimé el potencial de los chuchos y pagué cara la ignorancia. Eso hizo que tuviera que replegar aún más las tropas y proteger los flancos ante posibles acometidas de los mastines de Khorne. De todas formas, consiguieron llegar hasta los lanzavirotes e inutilizarlos, perdiendo un turno de disparo que a buen seguro hubieran contribuido a bajar los efectivos de los poderes oscuros. Pero no olvidemos lo importante. ¡La épica! Igual que en el libro, se sucedieron una serie de combates entre el Terror – Thangrim y el Terror – Gotrek, que dieron mucha emoción a la contienda. Las runas de la armadura del rey a punto estuvieron de darle un disgusto al devorador, pero lo que realmente causó estragos fue una muy buena tirada con el Martillo del Destino y el remate final con Gotrek. ¡Menuda máquina de reventar monstruos! Fue la parte más dulce del bando enano, ya que el resto de las tropas respondieron como se esperaba: aguantaron, pero fueron cayendo lentamente. Los martilladores hicieron un papel más bien discreto, al contrario que el portaestandarte de la unidad de guerreros del clan, que junto a Gotrek, Snorri y Félix frenaron el avance de los Elegidos, que ya es decir. En definitiva, un escenario difícil para los enanos, pero con un toque épico que hace las delicias de los amantes de las novelas de Gotrek y Félix y del Warhammer en general. A todo eso se le suma un ambiente inmejorable con mi rival caótico, ya que la partida fluyó rápidamente (ahora vienen los chistes de la magia de Khorne y enanos), pudimos jugar los 6 turnos, con consenso en todo momento y con mucha diversión. Todo un placer. Quedan pendientes nuevos enfrentamientos basados en trasfondo y probar escenarios diferentes. Por mi parte solo queda decir: ¡VIVA GRUGNI MANQUE PIERDA!
¡MÁS CRÁNEOS PARA LA COLECCIÓN!
Miguel: ¡Por fin una victoria para el Dios de la Sangre! Después de cuatro derrotas consecutivas en el modo competitivo, necesitaba un cambio de aires para mis hordas carmesíes. Este escenario suponía un gran reto: tenía la presión de tener que ganar, pues estaba configurado para que el Caos se alzase con la victoria, pero no hay que subestimar nunca al enemigo, y menos cuando el enemigo es un ejército enano atrincherado y dispuesto a no ceder ni un paso. La partida se desarrolló muy fluida, la pudimos jugar creo que completa, gracias a que las fases de magia eran inexistentes, y los combates no llegaron hasta la mitad de la partida. Como dice Julio, los momentos épicos fueron muchos, y algunas tiradas podrían haber cambiado el rumbo de toda la batalla. Al final, conseguimos recrear el texto de la novela, y nos divertimos un largo rato haciéndolo. Así que, espero volver a tener pronto la oportunidad de jugar un escenario, ya sea éste, o cualquier otro, y os invito a que lo hagáis vosotros también, queridos lectores 😉. <!-- wp:verse --> <pre class="wp-block-verse"><strong>Miguel</strong>: ¡Por fin una victoria para el Dios de la Sangre! Después de cuatro derrotas consecutivas en el modo competitivo, necesitaba un cambio de aires para mis hordas carmesíes. Este escenario suponía un gran reto: tenía la presión de tener que ganar, pues estaba configurado para que el Caos se alzase con la victoria, pero no hay que subestimar nunca al enemigo, y menos cuando el enemigo es un ejército enano atrincherado y dispuesto a no ceder ni un paso. La partida se desarrolló muy fluida, la pudimos jugar creo que completa, gracias a que las fases de magia eran inexistentes, y los combates no llegaron hasta la mitad de la partida. Como dice Julio, los momentos épicos fueron muchos, y algunas tiradas podrían haber cambiado el rumbo de toda la batalla. Al final, conseguimos recrear el texto de la novela, y nos divertimos un largo rato haciéndolo. Así que, espero volver a tener pronto la oportunidad de jugar un escenario, ya sea éste, o cualquier otro, y os invito a que lo hagáis vosotros también, queridos lectores 😉.
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¡Nos vemos por el viejo mundo, no dejéis de pasar por esta humilde taberna en busca de cerveza fría y buenas historias!